Con el comienzo de mayo, el valle de Aezkoa abrió el ciclo de peregrinaciones de los pueblos del Pirineo a Roncesvalles.
De hecho, decenas de penitentes partieron ayer desde el cruce de Harrobi hasta la Colegiata de Orreaga-Roncesvalles para venerar a su virgen, la Virgen de Orreaga.
El tiempo respetó a esta primera procesión de mayo encabezada por una veintena de cruceros que, entunicados, con la cabeza cubierta y las cruces a sus espaldas, formaban dos filas.