ENTORNO

Monumentos Megalíticos

Los monumentos megalíticos son construcciones hechas con grandes bloques de piedra por los hombres prehistóricos. Existen en la zona estaciones megalíticas de gran importancia y también monumentos aislados. Algunas están señalizadas, como  la de Sorogain. Existen varios ejemplares de dólmenes y crómlech en Aurizberri-Espinal o en Ardaitz, en el Valle de Erro.

Hórreos

Cerca tenemos lLa zona de Aezkoa que destaca por sus hórreos. Tiene 15 de los 21 hórreos que se conservan en Navarra, todos ellos declarados Bienes de Interés Cultural. Estos edificios eran comunes en zonas húmedas donde la escasez de grano demandaba una buena conservación a salvo de la humedad y de los roedores. El hórreo aezkoano es una variedad especial, “pirenaica”, acorde con el clima y la construcción autóctona. Aria e Hiriberri cuentan con cuatro cada uno, tres en Orbaizeta y uno en Garralda, Garaioa, Aribe y Orbara. Ya en el Valle de Salazar, el pueblo de Izal conserva todavía el único hórreo de este Valle, el hórreo de Casa Ballaz, muy bien conservado.

Roncesvalles

Entre los montes pirenaicos desdibujados por la niebla, la piedra da forma a la historia y a las leyendas a través de la Colegiata de Roncesvalles: enclave destacado del Camino de Santiago, albergue-hospital y, para la gran mayoría de peregrinos, punto de partida de la Ruta Jacobea hacia Santiago de Compostela.

Los peregrinos lo consideran el segundo punto principal de la Vía tras la catedral de Santiago de Compostela. Destaca la Real Colegiata de Santa María, alberga uno de los mejores ejemplos del gótico francés, antiguo hospital de peregrinos (construido a finales del siglo XII y principios del XIII para atender a los peregrinos jacobeos tras cruzar los Pirineo) y tumba del rey Sancho VII el Fuerte. La Capilla de Sancti Spiritus, la Capilla de Santiago o de los Peregrinos, el Museo de la Colegiata en el que se encuentra el ajedrez de Carlomagno y la Cruz de los Peregrinos son también lugares de visita obligada en un enclave emblemático.

Es aquí donde según cuenta la historia, Carlomagno fue derrotado en la batalla de Roncesvalles en el 778 por los vascos,  glosada en el poema medieval “La Chançon de Roland”. La desbordante belleza de su entorno provoca que el visitante detenga sus pasos para sucumbir a su encanto.

Camino de Santiago

En los siglos medievales fueron atravesadas por el camino de Santiago en su ruta mayor, ya que aquí se reunían los peregrinos de los diversos caminos de Francia.

Muchas de estas gentes eran mercaderes francos, que ayudados por el camino de Santiago y por medio de la política de los gobernantes, se asentaron en Navarra estrechando los lazos con la naciente Europa.

Al llegar a la cima de Ibañeta, los peregrinos eran acogidos en un hospital fundado en 1127, que a los cinco años fue trasladado a Roncesvalles, paraje más abrigado.

Hasta el siglo XVII los peregrinos solían pasar la noche en Ibañeta, descendiendo al día siguiente a Roncesvalles. La ermita fue destruída en la guerra con Francia en 1794 y reedificada de nuevo, fue incendiada en 1884 por una imprudencia de los soldados que formaban un cordón sanitario. En el hospital de Roncesvalles los peregrinos recibían comida y sanaban sus heridas, una vez, reconfortados y descansados proseguían su peregrinación hacia Compostela.

Durante todos estos siglos las peregrinaciones tienen un gran auge. En el siglo XVII, se llegaban a repartir en el hospital 20.000 raciones de comida al año.

Las multitudes de peregrinos pudieron ver durante siglos los cuernos guerreros, estribos y mazas de Roldán en la capilla Mayor, colgados ante el altar entre las lámparas de plata. En la capilla de Roldán se situaba la roca que este había partido con su espada.

En la actualidad el Camino de Santiago tiene su puerta en Luzaide/Valcarlos, que tras ascender por el puerto de Ibañeta llega a Orreaga/Roncesvalles. El Camino de Santiago cobra una relevancia especial en la zona, ya que los primeros 65 kilómetros del Camino en la Península Ibérica se sitúan en el Pirineo Navarro: Luzaide/Valcarlos-Orreaga/Roncesvalles-Olloki-Esteribar. Por el Pirineo Navarro transcurren las tres primeras etapas del Camino.

Hoy en día también se anima mucha gente a hacer el camino, principalmente por ocio y devoción religiosa.

El camino de Santiago entra en el Valle de Erro por Aurizberri-Espinal a través de la llanura de Urrobi, cruzándolo. A la salida del pueblo existe una cruz que podían venerar los peregrinos. El camino sigue subiendo el puerto de Mezkiritz, y desde Arriurdin baja hasta Biskarret, atravesándolo. Desde allí continúa por Lintzoain y sube el puerto de Erro, para dejar el valle y adentrarse en Esteribar.

Se puede hablar de una auténtica riada humana de todas las clases sociales y lenguas, procedente de los más apartados rincones.

San Juan Pie de Puerto

. En francés Saint Jean Pied de Port y en euskera, Donibane Garazi, es una ciudad medieval situada en la región de Aquitania. Estrechamente ligada al Camino de Santiago, destaca por callejuelas empedradas y estrechas, sus murallas y su ciudadela.

Ubicada en torno a una ruta prehistórica que luego se convirtió en vía romana, la villa fue fundada en el siglo XII y se desarrolló pronto como centro comarcal de comercio y comunicaciones. Desde esa fecha, al pie del castillo llamado de Mendiguren, se desarrolló una ciudad fortificada a la que los reyes de Navarra denominaban la llave de mi reino. Felipe III de Navarra le concedió fueros en 1329.

Tras la invasión y conquista de Navarra en 1512, fue ocupada por el ejército de Fernando el Católico y durante ese año fue escenario de frecuentes enfrentamientos que no consiguieron devolver la villa a sus reyes naturales.

Permaneció ocupada por una importante guarnición española de forma intermitente, con períodos en los que pasaba a manos de tropas al servicio de los reyes de Navarra, hasta 1529, cuando Carlos I abandona toda la Baja Navarra por el excesivo coste que suponía su conservación desde el punto de vista logístico y militar. Durante las guerras de religión que asolaron la Baja Navarra en el siglo XVI, sufrió ataques e incendios.

En el siglo XVII, en 1620, Luis XIII de Francia une las coronas de Francia y de Navarra y bajo el gobierno de Richelieu, se construye en la localidad la Ciudadela pensando sobre todo en la defensa de esa zona ante un potencial ataque desde el sur.

En marzo de 1789, se reunieron en San Juan Pie de Puerto los Estados de Navarra, que rehusaron enviar representantes a las reuniones de los Estados Generales en París, en los días de la Revolución francesa, pues defendían que la Baja Navarra no era una provincia francesa, sino un Reino que en la persona de Enrique IV de Francia se había unido al entonces reino de Francia. Al año siguiente, sin embargo, se aprueba la nueva división administrativa francesa, que reúne las tierras de la Baja Navarra y el Béarn en un nuevo departamento.

Durante la Guerra de la Convención, a fines del siglo XVIII, fue el centro desde el que partieron los ataques franceses contra el sur de los Pirineos.